Habia una vez un Gigante
que tenia mal carácter, rabiaba y echaba garabatos al viento, si algo
le salía mal rabiaba, si tropezaba rabiaba, ¡ Vaya si que era un
gigante muy malhablado ¡. Un día vio que en su jardín las flores se
estaban marchitando, los árboles ya no florecían, y se preguntó: ¿Quizás
les falta agua, o tal vez les faltan vitaminas?, las regó noche y día,
les dio vitaminas pero nada, las flores ya estaban perdiendo sus
bellos colores.
El podría haberle pedido ayuda al jardinero, pero
ya había peleado con él, y como era orgulloso no quiso hablarle,
pensó, ¿Cómo solucionaré este grave problema?, y aun con la tristeza
que tenia no dejaba de andar rabiando, si hasta el pobre gato Micifuz,
quien siempre le demostraba afecto con sus ronroneos, también sufría
las consecuencias de los enojos del Gigante, lo que el no notaba que por
cada rabieta le salía una cana y ya a esa altura se veia muy viejito,
aunque el era Joven, solo tenia cuarenta primaveras.
Estaba
desesperado por que su jardín estaba muriendo, miró al cielo en una
maravillosa noche estrellada, y vio pasar una estrella fugaz, no lo
penso dos veces e inmediatamente le pidió un deseo, con una voz
profundamente acongojada le dijo: “Estrellita, estrellita pasajera, mira
mi jardín que se esta marchitando, te pido un milagro, por favor...por
favor, que vivan y florezcan de nuevo los lirios, las azucenas, también
mis hermosos árboles que dan frutos exquisitos, por favor, escúchame
estrellita...y las lágrima se desbordaron de sus ojos y rodaron por
sus mejillas.
Como habrá sido la súplica de aquel Gigante, que la
estrella se detuvo al escucharlo y muy apenada bajó hasta su jardín. El
gigante asombrado se refregaba los ojos, no podía creer que la
estrella estuviera frente a él, la miraba boquiabierto, era tan
radiante su luz iluminaba todo. La estrella al ver el jardín, no podía
explicarse porque las flores y los árboles estaban casi muriendo, ante
la incertidumbre se acercó y le preguntó al Gigante:
¿Dime que
paso en tu jardín, que todo esta marchito y triste?, ¡ ooo... ¡, y tu
cabello esta tan blanco... El Gigante le dijo “no se lo que paso”, la
estrella lo miró fijamente con sus hermosos ojos y le preguntó, ¿No
será que has descuidado a tu jardín, y no les has dado agua?, ¡¡ Nooo
¡¡, dijo el Gigante, yo amo a mi jardín y lo he regado día y noche,
pero mis flores siguen marchitandose, la estrella le preguntó.. ¿
Mmm...No serás que estas diciendo malas palabras?.... El Gigante hizo
como que tosía, y muy avergonzado le dijo: “Bueno... si, digo malas
palabras, pero no a ellas, nunca lo haría”, ese es el problema dijo la
estrellita, cuando dices malas palabras tus flores y árboles las
escuchan, y eso las ha puesto muy triste, a tal punto que mira las
consecuencias. ¿Te das cuenta lo que ocasionaron tus malas palabra?, el
gigante, agachó la mirada y dijo “Si”, el Gigante pregunto; ¿Pero cómo
puedo solucionar este problema?, fácil, dijo la estrella, debes dejar
de decir garabatos, y sonreír mas, esa es la única solución, te voy a
dejar esa tarea, y la estrellita asi como aparecio rapidamente se fue
hasta el cielo.
El gigante decidido a salvar su jardín, se propuso
ya no decir malas palabras y se esforzó por tener un buen carácter, no
era tarea fácil, ya que no recordaba un momento de su vida que no
hubiera dicho malas palabras, pero bueno, su motivación era mas fuerte.
Y
así lo hizo, fueron pasando los días, cada vez que quería decir una
mala palabra, inmediatamente pensaba en su jardín, y no la decía, así
las flores fueron recobrando sus hermosos colores, los árboles se
llenaron de hojas verdes y frutos, el gigante se sentía tan feliz, todo
fue tornándose de multicolores, hasta sus vecinos notaron el cambio, el
gigante se lleno de buenas intenciones, y comenzó a saludar a sus
vecinos, ellos asombrados con una sonrisa le devolvían el saludo, todo
era fantástico, su jardín era mas hermoso que antes.
Una noche, el gigante sentado en su silla mecedora miró al cielo y sorpresivamente la estrellita lo visitó de nuevo :
“
Hola buen amigo, dijo, ¡¡¡ que bien ¡¡¡, veo que me has hecho caso,
si, dijo el Gigante ya recobré a mi jardín y no digo malas palabras,
aprendí que al decirlas entristecía a lo que mas amaba, la estrellita
feliz por escuchar sus palabras, saco un espejo tomado de un pedazo de
la luna y le dijo:” mírate”, vio que ya no tenia canas en sus cabellos,
la estrellita le dijo:”Este es mi regalo por tu esfuerzo, vivirás
eternamente, así podrás cuidar para siempre tu bello Jardín”...El
Gigante muy agradecido con la estrellita, sintió su corazón llenito de
alegría y así, fue feliz por siempre.
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