“Han venido a mi las voces de los poetas
no aflojes el tibio paso de tu pluma dicen,
no destierres las letras de tu alma,
no tropieces con las piedras de los terrenos,
que suben y que bajan,
ama con pasión y con empeño
así como nosotros amamos a nuestros versos”.
“Se vehemente consejera,
viento o ventisca en bandolera,
se ruidosa voz en el papel
¡¡¡ Se inquieta ¡¡¡”.
Abre tus cabellos entre grises y negros,
en la penumbra de los tiempos,
que tu frente sea reparo,
tus ojos oscuros el sosiego,
y con amor contemples
la armónica poesía
que danza en el universo”.
“Que nuestras voces
griten dentro de tus venas,
¡¡¡ Libertad, libera sus poemas¡¡¡,
Como amante irreverente,
se en ocasiones
estrofas secretas
que viajen en diagonales,
para que algún forastero las lea
y se arrepienta de no haber
amado tanto a la mujer y al verso”.
“Que donde vayan tus coplas,
echen raíces en los pechos,
sujetados como tierra al firmamento
como las raíces a las arboledas”.
“No aflojes compañera,
aun si el amor es esquivo
aun si el amor te complace,
se verso en todo momento,
cuando pienses y cuando hables”.