En un bosque
un niño buscaba leña
como si fueran tesoros
buscaba en la tierra,
ramita a ramita las recogía,
casi atardecía,
y apuradito para llegar a casa corría,
llevaba su carretilla llena de leña seca.
Pensaba...
“que bien se avivara el fuego de la chimenea”.
Casi llegando a casa,
vio que su madre lo esperaba en la puerta,
lo recibió con los brazos abiertos
abrazándolo le dio un beso,
y le dijo:
“hijo mío, que buen trabajo has hecho”.
Leche y pan amasado te esperan,
feliz, dichoso estaba el muchacho,
le devolvió el beso a su madre,
lavo su cara, lavo sus manos,
y a comer se sentó en la mesa.
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