Han pasado los años
he impunemente,
se han desgastado las hojas de la memoria,
lentamente han caído los pétalos mi alma,
las olas de los años
han arrastrado los recuerdos,
hasta el fondo del azulino,
hasta ya haber olvidado
el alegre triciclo, las aceitunas,
y los juegos en los verdes prados.
Mi mente ahora,
sabiendo lo que muchos,
aprendiendo lo que tantos,
persiguiendo a los segundos,
cultivándolos para poder disfrutarlos,
Así también, voy tras los versos,
para tan solo amarlos...amarlos, y amarlos.
“Tengo un árbol que me arrima,
pero este árbol no cobija,
como hace tanto, y tantos años”.
He subido por la escala de mis versos,
y a través de ellos,
las manos de la vida han tallado mi alma,
mi fuerza embestida a veces,
risas y tristezas,
como aullido desesperados,
¡Tantas ansias¡
¡Solo quiero desnudarte poema
y tirarte al papel blanco¡.
Late en el fondo de mi existencia,
late aun...
el vestigio de una huella silente,
nunca ha estado tan ausente,
nunca,y aunque la tierra gire mil años,
y yo aun siga perteneciendo a ella,
seguirá latiendo aquel amor retirado,
seguirá la espera en mis añosos veranos.
De ves en cuando,
viene la niña,
abraza y envuelve como una madre,
consuela como una amiga,
de vez en cuando,
viene la amante
zurce y besa las heridas,
cuando el recuerdo las abre.
Mi reflejo suspendido
sobre el cristalino y quieto lago,
la paz me llama... me llama,
y creo que no he vivido tanto,
ni mis versos han volado a tantos lados,
como viajeros del tiempo,
van rogando al camino que abra su paso.
Como el sendero que no he transitado,
sigo en la búsqueda de algún portento,
ya se han ido mis veinte años,
¿ Y que son cuarenta?
La flor aun no se ha marchitado.
pero este árbol no cobija,
como hace tanto, y tantos años”.
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