Carente quizás soy de palabras
escribo, sí, como salida de la nada,
nacida a partir de otras rapsodias,
de otros dueños de versos,
como una antología de sueños.
Y ciertamente estas letras mal educadas,
como un mar me inundaron,
y empaparon los hilos de mi alma,
ni me preguntaron si las quería,
solo llegaron,
porque mi deber en ese momento era evidente,
debía hablar de lo innombrable
tal vez como catarsis para sanarme,
y así iban y volvían,
y cuando quería poseerlas,
ellas mis letras me poseían,
cuando quería huir,
ellas me ataban a sus formas y maneras,
eran versos recurrentes,
versos suplicantes,
que fui dedicando,
dedicando al aire,
a ese etéreo y distante,
en el cual me obligo a no gastar mas palabras.
Ahora entonces,
mis ojos se han descubierto,
con otras gotas de rocío,
con otras mariposas rubicundas,
como versos y estrofas movedizas,
que hacen brotar tintas de mis dedos.
Voy marcando con mi sello hoja por hoja,
escribiendo como si fuese canto,
como un coro de pajarillos por la mañana,
he de escribir tanto
o mas si lo siento como debido,
quizás un libro corregido sean mi pasos
pero seré un árbol fecundo
feliz por haber olvidado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario